Y va el séptimo

La siguiente entrega de nuestras aventuras ya está en el horno.

¿Dónde estarán nuestr@s amig@s ahora? ¿Queréis alguna pista?

Celia, al rebuscar por su mochila, se le cae el libro abriéndose en el suelo. De pronto surgió un fuerte aire cálido, insoportable, un “viento terral” que soplaba con tanta fuerza fue arrastra a los cuatro amigos.

―¡Cogeros! ―grita Yumara― No os soltéis de las manoooos.

¿Habéis dado con la provincia?

No os preocupéis, ya queda muy poco para tener las aventuras completas

Sexto Capítulo

Nuestr@s compañer@s han querido ser muy perfeccionistas y han realizado un trabajo estupendo.

Aquí va sólo una muestra

Yumara, justo cuando iba a entrar por el arco, escuchó un chasquido a su espalda y se revolvió asustada pero solo vio la oscuridad de la noche. Ernesto había desaparecido. Se le erizó el vello de los brazos. Un calor le subió desde el estómago hasta incendiarle la cara. Luego le vino otra vez el frío que la dejó paralizada. Entonces, algo la agarró por el tobillo. Llena de miedo, sólo sus ojos bajaron para ver qué la sostenía tan firme.

¿Qué os parece? ¿Tenéis ganas de continuar leyendo la historia? Pues... habrá que esperar...

Dentro de poco llegará el avance del siguiente capítulo, habrá que conformarse hasta que tengamos el libro en nuestras manos.

Que la aventura continúe...

Y el quinto ya llegó...

Nuestros muchach@s incansables visitan una nueva provincia:


Los niños, asustados corrieron a esconderse entre los matorrales. Yumara y Ernesto en su carrera acabaron cayendo por un pequeño terraplén al final del cual se encontraban unos hombres con largas capas negras, un gran turbante blanco en la cabeza y un precioso casco rematado en punta. En su mano unos llevaban largas lanzas y otros espadas curvadas. Eran de tez muy morena y con barba algo descuidada, …

¿Adivinas cuál es?

Cuarto capítulo de las aventuras

El cuarto capítulo ya está en el horno... ahí va un aperitivo...


"Intrigado por lo que podía haber allí, se aventuró por la escalera. De repente, se tropezó con un hombre con aspecto aterrador, todo vestido de negro y una antorcha en sus manos. Aquella imagen estremeció a Joselito. En medio de aquel desconcertante silencio, escuchó una voz ronca y siniestra que decía: ¿Quién hay ahí? "